jueves, 19 de abril de 2018


APORTE DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS AL DESARROLLO SOCIAL


  1. INTRODUCCIÓN

El ser humano a lo largo de su vida ha estado sometido a diversas evaluaciones, desde el día de su nacimiento, pues para asegurar que este nació sin complicaciones se le somete a una evaluación de su estado general con el Test de APGAR; en el ámbito escolar, para medir el aprendizaje adquirido durante un periodo de tiempo se tenía que aplicar una evaluación de conocimientos, ya sea cuantitativa o cualitativa; otra de las situaciones más comunes es la búsqueda de trabajo, en la cual la persona evalúa las posibilidades y oportunidades laborales y a la vez se evalúa a sí mismo, con la finalidad de corregir algunos aspectos personales que le limitan el fácil acceso a uno de los puestos. 
Según Sanchez (2007) en la evaluación se recogen y analizan una amplia información que permite determinar el valor y/o mérito de lo que se hace. Esto permite facilitar la toma de decisiones y mejorar lo puntos débiles encontrados en el proceso de intervención.
Del mismo modo, la evaluación en el ámbito social comunitario podría ser definida como el proceso de apreciación sistemática y objetiva sobre un proyecto, curso, programa (concepción, realización y resultados), entre otros. En este proceso se trata de determinar la pertinencia de los objetivos, su grado de realización, la eficiencia en cuanto a la acción social, eficacia, impacto y viabilidad. Entonces ¿qué debe proporcionar una evaluación? , pues informaciones creíbles y útiles, que permitan integrar las enseñanzas obtenidas en los mecanismos de elaboración de las decisiones.
La pregunta siguiente sería ¿Cómo la evaluación de programas aporta al desarrollo social? . A continuación se desarrollarán temas que ayudarán a responder esta pregunta.

  1. CONTENIDOS
2.1. CONCEPTOS BÁSICOS

Evaluación de programas: Para Rutman (1977) y Stufflebeam & Shinkfield (1993) (citados en Sanchez, 2007), la evaluación de programas aplica procedimientos científicos para reunir evidencia válida y fiable sobre cómo ciertas actividades producen resultados o efectos concretos; al mismo tiempo, la evaluación utiliza los datos obtenidos para guiar la toma de decisiones, solucionar problemas y entender los fenómenos implicados en ambas actividades. Por ende, el verdadero significado de la evaluación de programas desde el punto de vista social, es examinar las exigencias científicas del proceso evaluador desde dos cuestiones esenciales, un «qué» (¿el programa tiene efectos?, ¿funciona?) y un «por qué» (los efectos detectados ¿son netamente del programa?).



Desarrollo social: Según Montero (2004 ) el desarrollo social es definido como una forma de progreso social en el que se privilegia la modernización, entendida como el fomento de formas de producción industrializadas, la introducción de sistemas tecnológicos para la mencionada producción, la mundialización (la libre circulación de bienes y dinero), entre otros. Es importante que este tipo de cambio social pueda ir acompañado de políticas que puedan paliar los efectos negativos de dichos procesos de modernización, en relación con la calidad de vida, el bienestar de la población y el cuidado del medio ambiente.
 Asimismo, Uribe (2004) también refiere que el desarrollo social, en cierta forma, vendría a ser el resultado de la mejora de los índices colectivos de bienestar, como: la esperanza de vida, mortalidad infantil, ingreso disponible, ingesta calórica o acceso a servicios sociales.



2.2.  PRINCIPALES FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN

Es importante conocer cuáles son las principales funciones de la evaluación para saber cuál es su aporte en el diagnóstico, ejecución y resultados de los programas.
Según Herranz & Nadal (2001) son tres las funciones principales:
A)    La retroalimentación o mejora de los proyectos o acciones ejecutadas o en ejecución.
B)    El aprovechamiento de las experiencias del pasado para las actividades futuras.
C)    La rendición de cuentas hacia los financiadores, la opinión pública y todos aquellos implicados en los procesos de acción social.
Asimismo,  otra de las funciones más principales de toda evaluación de programas es la TOMA DE DECISIONES, ya que de nada serviría el solo hecho de conocer el estado, ejecución, resultados, etc., del programa. Esta toma de decisiones se puede dar en cualquier fase de la evaluación (antecedentes, desarrollo y/o resultados de un programa).




2.3. DIMENSIONES DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS

Sanchez (2007)  refiere tres dimensiones como las principales, estas son:
a)      Dimensión teórica: Se refiere a los conocimientos nuevos que pueden ser claves para generar más teoría de los resultados alcanzados por los programas
b)      Dimensión práctica: Su objetivo es mejorar los programas comunitarios gracias a la evaluación que se hace de los resultados alcanzados, lo cual permitirá elaborar principios y recomendaciones prácticas que deberán mejorar la calidad de vida de la comunidad y de sus habitantes.
c)      Dimensión social: Es la que le da legitimidad a la intervención comunitaria, ya que si un programa es eficaz, eficiente, entonces se espera que este cause un impacto positivo en la calidad de vida de las personas de una comunidad, quienes la aceptarán y considerarán como relevante el trabajo que se realiza. Sin embargo, si los programas no producen efectos científicamente previstos y socialmente buscados, todo el andamiaje teórico y metodológico quedará en cuestión.




2.4. FINALIDAD DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS

Según Tejada (1999) son tres las finalidades de una evaluación de programas, estas son:
a) Diagnóstica: Esto permite identificar las características de los participantes (intereses, necesidades, expectativas, etc.).
b)     Formativa: Tiene como objetivo mejorar las posibilidades personales de los participantes.
c)    Sumativa: Va a permitir valorar la consecución de los objetivos, cambios producidos, previstos o no.


2.7. APORTE DE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS AL DESARROLLO SOCIAL
Después de todo lo desarrollado anteriormente, se puede ver cuán importante es hacer una evaluación cautelosa de los programas existentes, en este punto se describirán tres dimensiones de aporte al desarrollo social gracias a la evaluación de programas, este modelo es tomado por Sanchez (2007) de Strupp y Hadley (1977).
a)      Bienestar: Si se hace una correcta evaluación del programa este podrá brindar bienestar y satisfacción a los actores sociales intervenidos. Los mismos afectados podrán definir en qué forma están experimentando esos cambios producidos a nivel interno y social.
b)      Eficacia: Son los efectos logrados por el programa gracias al cuplimiento de sus objetivos, por ejemplo, reducir el índice de violencia y pobreza en la comunidad X o aumentar la participación de la comunidad, etc. Esto puede ser medida mediante la observación o medición objetiva de las manifestaciones externas de los cambios producidos en el fenómeno a modificar.
c)      Utilidad: Se refiere al grado de utilidad e impacto que las acciones y efectos del programa tiene para la comunidad.
Estas tres dimensiones deben estar articulados para lograr un cambio social y contribuir de este modo al desarrollo social.



  1. COMENTARIO ANALÍTICO

En el trabajo comunitario se debe tener muy presente la población con la que se trabaja, ya que la comunidad no es un laboratorio con objetos estáticos e inanimados, la comunidad está compuesta por actores sociales que tienen necesidades, metas, sueños, expectativas, vida; aquí radica la relevancia y compromiso que se debe tomar en cuenta al intervenir en una comunidad. Los programas que se diseñan para una determinada población  deben asumir con entera responsabilidad y compromiso profesional y ético al momento de ejecutarlo y evaluarlo, porque de esto va a depender el bienestar, eficacia e impacto generado en la comunidad después de la culminación del programa. Como ya se mencionó anteriormente la evaluación de programas trae consigo resultados muy satisfactorios en el desarrollo social, siempre en cuando se hace por las razones correctas. No obstante, también puede tener un efecto negativo si se hace por razones ajenas a los objetivos del proyecto (UNICEF , 2005).
En el ámbito social hay profesionales que no cumplen con todo el trabajo comunitario respecto a los programas, esto repercute de forma negativa en la concepción de “programas”, la visión de relevancia que deberían tener en la respuesta a las necesidades de dicha población no se podría apreciar ni vivenciar por las personas. Por ende, el compromiso legal, ético y profesional es de vital importancia para hacer un buen trabajo y lograr conseguir la confianza de tu población. 

  1. CONCLUSIONES

Toda evaluación de programas debería permitir la toma decisiones en cualquiera de las fases, si no se evidencia ello, la evaluación no habrá servido de nada. 
Las dimensiones de la evaluación de programas son tres: teórica, práctica y social. De entre ellas la que le da más legitimidad social al trabajo comunitario es la dimensión social puesto a que en esta la aceptación o rechazo de la comunidad respecto a la relevancia del programa cumple un rol muy importante.
Los aportes de la evaluación de programas al desarrollo social se pueden medir en tres dimensiones: Bienestar (a la población), Eficacia (los resultados obtenidos gracias al cumplimiento de objetivos propuestos) y Utilidad (cuán útil es para las personas el impacto generado gracias al programa). Estas tres dimensiones articuladamente permitirán el desarrollo de la comunidad y con ello el desarrollo social.

  1. ENLACES

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1607-40412007000200004&script=sci_arttext

  1. BIBLIOGRAFÍA
Herranz, L., & Nadal,  R. (2001). Manual para el trabajo social comunitario (Vol. 48). Narcea Ediciones

Musitu, G. (2012). Introducción a la psicología comunitaria.

Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Editorial Paidós.Buenos Aires. Argentina.

Sanchez, A. (2007). Manuel de Psicología Comunitaria un enfoque integrado.  (No. 316.6). Pirámide.

Tejada, J. (1999). La evaluación: su conceptualización. In Evaluación de programas, centros y profesores (pp. 25-56). Síntesis.

UNICEF (2005) Evaluación. Recuperado de https://www.unicef.org/colombia/pdf/Minas_parte8_07_p.pdf

Uribe Mallarino, C. (2004). Desarrollo social y bienestar. Universitas humanística, 31(58)

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